Rodeada de todo un equipo de colaboradores, soy la realizadora de sus películas.
El deseo de realizar películas de familias me vino después de haber filmado a mi magnífico abuelo ecuatoriano, de 90 años.
Es emocionante para las nuevas generaciones descubrir su rostro, su voz, sus gestos, su humor, su infancia en una época del Ecuador que ya ha cambiado.
Esta película ha permitido conservar y transmitir el ejemplo de mi abuelo. Es un legado inestimable para los hijos de nuestra familia, y algún día para sus descendientes.
Cada vida es única.
Cada vez que rodamos una película familiar, quedamos agradecidos y enriquecidos, por sus narraciones.
Son momentos inolvidables.
Las familias han descubierto momentos de vida de sus padres o abuelos que ignoraban. Eso no tiene precio.